CRÍTICA DE MÚSICA
Música y humor para la crisis
06.01.12 - 00:41 -
OCTAVIO DE JUAN |
Por esta vez, el comentario tiene que contemplar no solo a los cincuenta y tantos componentes de la Sinfónica, cobijados bajo la ingeniosa y artística arboleda del florido escenario, sino también a los casi mil ochocientos espectadores que llenaban hasta la última butaca de la gran sala del Auditorio. Tras los dubitativos escarceos iniciales, terminaron acompasándose divinamente a la elegante marcialidad de la Radetzky-Marsch que el fundador de la dinastía Strauss estrenó en Viena el último día de agosto de 1848 para honrar al victorioso militar tras sus exitosas campañas en el norte de Italia. Un final obligado para este concierto extraordinario bajo la reconfortante música de los Strauss. Y sin embargo, esta música se hizo esperar, después de escuchar piezas igualmente gratas de la época de Suppé, Brahms y Offenbach, con uno de los valses más inspirados, el dedicado al Emperador, del suculento repertorio del Strauss más famoso de toda la familia, Johann II, para no abandonar después su reinado. Y entre excelentes versiones de algunas de sus páginas más conocidas y un sentido del humor que hubieran firmado los mismísimos filarmónicos vieneses, se confirmaron las reflexiones lanzadas desde el podio por el titular de la agrupación, José Miguel Rodilla, al aludir al poder de la música, si indispensable para cualquier momento, todavía más benéfica en estos tiempos de tribulaciones en los que la necesitamos más que nunca. Para los cuales, añadimos por nuestra cuenta, la existencia de la orquesta es absolutamente básica y fundamental. La celebración, en definitiva, resultó aleccionadora y perfecta. Y tanto como ejemplo de respuesta artística como de solidaridad, el concierto supuso un admirable mensaje de optimismo para el año que comienza.
Era, por otra parte, el final de otras manifestaciones musicales de esta Navidad, algunas de las cuales tuvieron noticia en esta sección ('El Mesías' de la Catedral y el recital del Cuarteto Saravasti en el Auditorio) mientras de otras valga decir, al menos, la excelente acogida que encontró en el Palacete La Seda, para la Fundación Fuentes Vicente, el recital en solitario de la violinista Margherita Marseglia, primero de esta modalidad que recuerdo en nuestra capital, y el que realizó el Cuarteto Almus en el Museo Gaya en su tradicional convocatoria navideña.
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